César Cervera
¿Fue un
cañonazo ordenado por Napoleón el que destrozó la nariz de la Esfinge de Guiza,
como reza una anécdota recurrente en las guías de viaje? No pudo ser así, ni
tampoco pudieron ser soldados ingleses de la época colonial como otra hipótesis
sugiere. Unos dibujos realizados en 1737 por el arquitecto danés Frederick
Lewis Norden ya mostraban a una Esfinge carente de apéndice nasal.
Antes de estas hipótesis, el historiador del siglo XV al-Maqrizi
atribuía la desaparición a MuhammadSa'im al-Dahr, un fanático
religioso Sufí, que, en 1378, al ver que los campesinos hacían ofrendas a la
Esfinge para conseguir mejores cosechas, decidió dañar el monumento. Es la
teoría más sólida pero, como en todo lo relacionado con esta enigmática
construcción, también pertenece al terreno de lo incierto.
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Napoleón contemplando la Gran Esfinge, semienterrada por las arenas del
desierto.
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Óleo de Jean-Léon Gérôme - Wikimedia |
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