Fuente: www.elmundo.es
Francisco Carrión
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Fue el primer monarca egipcio que
falleció en el campo de batalla.
· Su esqueleto sugiere además el
incipiente uso de la equitación en el arte de la guerra
Unos 3.700 años
después de su muerte, el nombre y la existencia del faraón Senebkay emergieron
el año pasado de las arenas de Abydos, uno de los principales centros políticos
del Alto Egipto a unos 500
kilómetros al sur de El Cairo. El paso por laboratorio
de su esqueleto, recuperado y ensamblado pieza a pieza, ha desvelado ahora las brutales puñaladas que acabaron con
la vida de un avezado jinete.
Cráneo del faraón Senebkay. JOSEF WEGNER |
"El cuerpo de
Senebkay es un gran misterio. Fue brutalmente asesinado en el campo de batalla.
El esqueleto sugiere además que su muerte se produjo lejos de su lugar de enterramiento en Abydos",
cuenta a EL MUNDO Joseph Wegner, director de la misión de la Universidad de
Pensilvania que horada desde hace más de tres décadas el lugar en busca de una necrópolis real del segundo periodo intermedio
(1800 a.
C. a 1550 a.
C.). "¿Quién era el enemigo? Muy posiblemente fueron los reyes hicsos del
norte de Egipto", agrega el académico.
El
análisis forense -a cargo de María Rosado y Jane Hill, profesoras de la Universidad
de Rowan, en Nueva Jersey- ha despejado algunos de los enigmas que suscitó el
hallazgo del monarca. "Murió
cuando tenía entre 35 y 40 años. Su edad estaba más cercana a
la cuarentena por los rasgos que vi en el cráneo, los dientes o la
pelvis", señala a este diario la chilena María Rosado, antropóloga forense
y coautora del estudio. "Por todo el trauma que detectamos en su cuerpo
podemos deducir que murió violentamente.
La causa última de su fallecimiento fue el golpe que le dieron en el parietal
izquierdo del cráneo con un instrumento muy afilado que aún estamos
buscando", detalla.
Senebkay, caído en
una emboscada o atacado ferozmente por varios agresores, apenas pudo
defenderse. "Salvo un trauma, que fue causado muchos antes de morir y que
estaba sanando, los restantes 16 golpes
fueron propinados justo antes de morir o en el momento mismo de
la muerte. Se asemeja al resultado de un homicidio en Estados Unidos cuando la
víctima es agredida y traumatizada antes de morir", confiesa Rosado. La
autopsia del rey muestra un reguero de heridas: en el pie derecho; el hueso
sacro; en las manos al trata de defenderse o en la cara.
Protagonista de una
muerte terrible, Senebkay es el primer faraón caído en batalla. Hasta ahora el
único conocido era Seqenenre Tao, de la dinastía XVII cuyos restos reposan en
el Museo egipcio de El Cairo. El ángulo y la dirección de las heridas sugieren que
Senebkay, con una altura que oscila entre los 172 y 182 centímetros, se
hallaba en una posición más elevada -a lomos de un caballo o encaramado en un
carro- en el momento de sufrir el salvaje ataque. "Es uno de los
escenarios posibles porque presenta un
corte en el tobillo. Pudieron hacérselo para inmovilizarle,
bajarle del caballo, arrastrarle y propinarle entonces el resto de
incisiones", agrega la experta.
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Una vez en el
suelo, los agresores le sometieron a una tunda que le causó la muerte
fulminante. "Pudo ser cuestión de minutos. Uno de los golpes en el frontal
de la cabeza le desvió completamente el hueso y le tuvo que dejar inconsciente
en un par de minutos o incluso menos", indica Rosado, que ha hallado
además en la anatomía del faraón pistas
de su afición ecuestre. "Tiene una pelvis mucho más
definida, los músculos de las piernas son extremadamente fuertes y se ve más
esfuerzo en el cuerpo", enumera la antropóloga.
Su estatus de
curtido jinete es una de las principales conclusiones que examina el equipo de
Wegner. "Los esqueletos de Senebkay y de otro rey hallado en el mismo
lugar cuyo nombre todavía se desconoce muestran signos de la formación en la guerra y muy significativamente del uso a
largo plazo de los caballos", apunta el egiptólogo, quien
subraya que el uso de la equitación en la guerra no era común hasta después de
la edad de bronce. "Todavía tenemos mucho que aprender sobre los
importantes cambios tecnológicos que se producen durante el período de los
hicsos y Senebkay está ofreciendo una nueva visión de esta importante
época", apostilla.
El descubrimiento
de Senebkay -cuyo nombre significa "mi espíritu es saludable" y
aparece mencionado en el conocido como papiro de Turín- confirmaría la
existencia de la llamada "dinastía de Abydos" defendida por el
egiptólogo Kim Ryholt, y dibujaría un
Egipto dividido y dominado por reyes fugaces, a menudo
militares o extranjeros que eran desalojados del trono apenas unos meses
después de su ascenso.
En concreto, la
regencia de Senebkay demostraría que una parte del imperio rechazó la invasión
de los hicsos, oriundos de Canaán (el territorio que ocupan hoy Palestina y
Siria) que tomaron el control del Bajo Egipto a mediados del siglo XVII a.C.
aprovechando la crisis interna. "Senebkay reinó alrededor del 1650 a.C. al mismo tiempo
que la dinastía XVI con sede en Tebas. Hay
al menos otras siete tumbas reales cerca de la suya que pueden
pertenecer a otros monarcas de la 'dinastía de Abydos' que gobernaron al margen
de Tebas y los hicsos", concluye Wegner.
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