Fuente: www.abc.es
Gonzalo LópezSánchez-GonzaloSyldavia
Han secuenciado todos los
genes de tres momias. Los análisis muestran que los egipcios actuales están un
8 por ciento más emparentados con africanos subsaharianos que con antiguos
egipcio.
El
material genético de tres momias que vivieron en Egipto entre el año 1.400 antes de Cristo y el 400 de la
próxima era ha sido totalmente secuenciado, tal como se ha publicado este
martes en la revista "Nature Communications". La investigación, dirigida por Johannes
Krause, investigador en el Instituto Max Planck de Ciencia de la
Historia Humana en Jena (Alemania), ha concluido que los egipcios
actuales están más relacionados con africanos subsaharianos que con
los antiguos egipcios. Estos, por su parte, estaban más emparentados con
poblaciones de Oriente Próximo y Asia occidental. Esto quiere decir, según los
autores, que en el pasado reciente hubo un flujo de población subsahariana
hasta Egipto que cambió la composición genética de la población.
Sarcófago de Tadja, encontrado en Abusir el-Meleq (Egipto) - bpk/Aegyptisches Museum und Papyrussammlung, SMB/Sandra Steiss |
Los
testimonios y restos dejados por los egipcios siempre han mostrado que
estuvieron en constante intercambio con las culturas africanas, asiáticas y
europeas desde hace al menos 3.000 años, a través de fenómenos migratorios. Sin
embargo, este hecho ha sido difícil de demostrar a través del material
genético, sobre todo porque el clima y la antigüedad de los restos dañaban
mucho el ADN.
Pero en
esta ocasión los investigadores han logrado usar las modernas técnicas
de secuenciación (lectura) del ADN, para reconstruir el genoma completo
de los restos egipcios a partir de millones de fragmentos. Además, han usado
rigurosas pruebas de autentificación para evitar que la contaminación con
material genético de bacterias o humanos modernos pudiera alterar los
resultados.
Los investigadores confían
en haber demostrado que su método puede transformar y acelerar la investigación
de las momias egipcias. Además de para reconstruir movimientos de población,
han explicado que la secuenciación podría usarse para estudiar la evolución de
genes concretos, analizar rasgos individuales de las momias, establecer
relaciones de parentesco o incluso buscar el rastro de antiguas infecciones.
Las momias de Abusir el-Meleq
En esta
ocasión, los investigadores tomaron muestras de huesos, dientes y tejidos
blandos de 151 momias halladas en el yacimiento de Abusir el-Meleq
(Egipto), situado junto al río Nilo, en el Egipto Medio, y que en la actualidad
estaban en manos de dos colecciones antropológicas.
A partir
de estos restos, los autores secuenciaron el genoma completo de tres
momias: una del periodo anterior a Ptolomeo (el sucesor de Alejandro Magno que fundó su reino en Egipto a la muerte de este), otra de la
época de Ptolomeo y una última ya perteneciente al período de la dominación
romana.
Además de
esto, el equipo de Krause examinó el genoma mitocondrial (un
pequeño conjunto de genes que está dentro de las mitocondrias,
«fábricas» de energía del interior de las células humanas), de 90
momias.
Con esta
información genética, los investigadores pudieron analizar la composición
genética de las poblaciones de la antigüedad y después compararla con las
actuales.
Las huellas genéticas de la conquista
«En
concreto, estábamos interesados en buscar cambios y continuidades en la
composición genética de los habitantes de Abusir el-Meleq», ha explicado en un
comunicado Alexander Peltzer, uno de los coautores del estudio
e investigador en la Universidad de Tubinga. «Quisimos averiguar si la
conquista de Alejandro Magno y de otras superpotencias dejó una huella
en los genes de los antiguos egipcios», ha dicho Verena
Schuenemann, también coautora y profesora en la Universidad de
Tubinga.
La
investigación ha concluido que no fue así. La composición genética de la
población de Abusir el-Meleq no sufrió importantes cambios durante los 1.300
años que su estudio ha cubierto, a pesar de la conquista de las superpotencias.
En sus genes no se han encontrado huellas de conquistadores, pero sí señales de
un origen vinculado a poblaciones antiguas de Oriente y a grupos neolíticos de la Península de Anatolia y de Europa.
Pero si
las conquistas no cambiaron los genes de los antiguos egipcios, las migraciones
sí que transformaron el ADN de los modernos. Estos tienen un material
genético un 8 por ciento más similar al de poblaciones africanas subsaharianas
que al de los antiguos egipcios, lo que indica que hubo un importante
movimiento migratorio en la región, que tuvo que ocurrir en los últimos 1.500
años, tal como ha explicado Stephan Schiffels, otro de los coautores. El motivo
de este flujo de personas pudo ser, según Schiffels, una mejora de la movilidad
desde el sur del río Nilo, el incremento de la actividad comercial entre Egipto
y el África subsahariana y el comercio de esclavos a través del Sáhara, que
comenzó hace 1.300 años.
Un nuevo momento para las momias
Los
propios autores han recordado que los restos de un único yacimiento no se
pueden extrapolar a todo el antiguo Egipto. Pero sí que han propuesto que su
investigación es la única que proporciona una conjunto de datos genéticos lo
suficientemente fiable. Lo que es una prueba de que la secuenciación puede
aplicarse con éxito a las momias egipcias.
Los
estudios genéticos de momias siempre han sido muy polémicos entre los egiptólogos. La humedad y el calor
típicos de las tumbas egipcias es muy dañino para el ADN, de modo que los
estudios que intentan extraerlo corren el riesgo de leer genes modernos de
bacterias y humanos modernos en vez de los antiguos.
«La
potencial preservación de ADN tiene que ser mirada con escepticismo»,
ha dicho el propio Johannes Krause, autor del presente estudio y director del Instituto Max Planck para Ciencia de la Historia Humana. «El cálido clima egipcio,
los altos niveles de humedad de muchas tumbas y algunos de las productos
químicos usados en la momificación, contribuyen mucho a que los genes se
degraden, y hacen muy improbable que el ADN de las momias egipcias sobreviva».
Pero las
técnicas de secuenciación más modernas pueden cambiar este panorama, tal como
sugiere la investigación presentada por Krause. Para confirmarlo, los autores
extenderán sus análisis genéticos a otros yacimientos y a otros periodos del
Antiguo Egipto.
Las técnicas
usadas en este estudio abren la puerta a nuevos e interesantes estudios del
material genético de las momias. En un futuro próximo podrían enriquecer mucho
lo que se sabe sobre la increible historia de Egipto.
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