Fuente: www.elmundo.es
Francisco Carrión
En tonos
azules, marrones y verdes el cartonaje del sarcófago aún guardaba intacta la
cara de quien habitó el ataúd durante cerca de tres milenios.
Uno de los ataúdes. MINISTERIO DE ANTIGÜEDADES EGIPCIO |
Una misión
de arqueólogos egipcios acaba de hallar ocho sepulturas con sus respectivas
momias alojadas en cajas que han
conservado sus colores con la vivacidad del primer día.
El último descubrimiento de la egiptología se ha producido bajo las arenas de la necrópolis real de Dahshur, un perímetro salpicado de pirámides ubicado a unos 40 kilómetros al sur de El Cairo y que, junto a las de Abusir, Saqara y Giza, son Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Las tumbas se han localizado precisamente al noreste de la pirámide negra del faraón Amenemhat II durante las labores de excavación.
El último descubrimiento de la egiptología se ha producido bajo las arenas de la necrópolis real de Dahshur, un perímetro salpicado de pirámides ubicado a unos 40 kilómetros al sur de El Cairo y que, junto a las de Abusir, Saqara y Giza, son Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Las tumbas se han localizado precisamente al noreste de la pirámide negra del faraón Amenemhat II durante las labores de excavación.
"Los
enterramientos contenían ocho sarcófagos de caliza con momias en su interior, tres de las cuales se hallan en un muy buen estado
de conservación", relata Mustafa al Waziri,
secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades.
Encajados
en la piedra, los sarcófagos antropomorfos lucen un cartonaje exquisitamente
adornado con el retrato del difunto y diferentes escenas religiosas que se
extienden por todo su cuerpo.
Se desconoce la identidad
Los
esqueletos desempolvados del cementerio, cuya identidad aún se desconoce,
encontraron reposo eterno en sus confines durante el período tardío o baja
época, una etapa de la historia egipcia que transcurre desde el 664 hasta el
332 a.C. y en el que los últimos monarcas locales reinan una tierra que acaba
en manos de Alejandro Magno y la dinastía ptolemáica.
Su
presencia en Dahshur es una huella del uso a lo largo del tiempo de la
necrópolis que levantó el faraón Esnofru (2614-2579 a. C.), padre de Keops y
precursor de la auténticas pirámides. En su árida geografía se ubican las
pirámides romboidal con su doble inclinación, causada por las modificaciones
sufridas a mitad de obra, y la imponente roja, la primera de caras lisas que
allanó el camino para que la técnica acariciara la perfección en los poliedros
de la meseta de Giza.
El
cementerio faraónico, próximo a un cuartel de ejército y víctima de episodios de expolio en 2012,
sigue proporcionando sorpresas. El año pasado asomó una cámara funeraria de
la hija de un faraón que durante 3.700 años había permanecido lejos de los
focos, un mes después de que se localizaran los restos de la pirámide de su
padre, el monarca de la XIII dinastía Ameny Qemau. En la estancia, se halló una
caja con los restos de la princesa: el hígado, el intestino, el estómago y los
pulmones.
Las
autoridades barruntan destinar los sarcófagos recién descubiertos, tras su
preceptivo paso por el quirófano, el examen minucioso de sus achaques y su
limpieza, a algunos de los nuevos museos que se construyen a orillas del mar
Rojo, en las ciudades turísticas de Sharm el Sheij y Hurgada.
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