Fuente: www.abc.es
Mikel Ayestaran
Restaurado el sepulcro del
faraón más famoso de todos los tiempos. Hawass pide cambios de gestión para que
el Valle de los Reyes dure más de 500 años.
La
egiptología se ha convertido en la mejor fuente de buenas noticias para un país
deprimido por la grave situación económica, la amenaza del grupo yihadista Daesh, fuertemente
arraigado en el Sinaí, y la fuerte represión del Gobierno del presidente Abdel
Fatah Al Sisi. Una semana después de que Zahi
Hawass, uno de los expertos sobre el Antiguo Egipto más
célebres y ex ministro de Antigüedades de Egipto durante la era de Hosni
Mubarak, anunciara por enésima vez el descubrimiento del lugar donde fueron enterrados Cleopatra y Marco Antonio,
el Instituto de Conservación Getty (GCI) anunció el final de los trabajos de
investigación y conservación en la tumba de Tutankamón.
La tumba
del faraón más mediático de todos los tiempos ha necesitado casi una década de cuidados para intentar paliar los
daños sufridos, sobre todo, por culpa de la entrada masiva de
turistas, que ha ocasionado el deterioro
de sus pinturas murales. La revista «The National Geographic»
informó de que en esta tumba, emitió un comunicado en el que recogió que «se
creía que podían estar creciendo manchas
marrones, proliferaciones microbiológicas en las pinturas murales
de la cámara funeraria». Para mejorar la conservación del enterramiento, el
instituto Getty va a proponer al Gobierno egipcio que limite las visitas de
turistas, a un máximo de 25 personas al mismo tiempo, una cifra muy inferior a
la que actualmente se ve expuesto el diminuto recinto. En la misma línea, Zahi
Hawas advirtió, en declaraciones a periodistas, de que si no se cambia el modelo de gestión del Valle de
los Reyes, «no durará otros 500 años».
Amenaza microbiana
Los
expertos alertaron de que «la humedad y el dióxido de carbono generados por los visitantes propician el desarrollo
microbiológico y pueden dañar las pinturas murales cuando
fluctúa la cantidad de vapor de agua en el aire». Las pinturas también habían
sufrido «arañazos y abrasión y otros daños accidentales causados probablemente
por los equipos de filmación en los espacios reducidos de la cámara». Los
expertos del GCI han trabajado codo con codo con el Ministerio de Antigüedades
de Egipto en este que califican como «el estudio
más exhaustivo del estado de la tumba desde los tiempos de Carter».
Hawass expresó su satisfacción por el final de un trabajo que «es importante
para el futuro y el patrimonio de una gran civilización que debe vivir para
siempre».
Los
visitantes que acudan a partir de ahora al Valle de los Reyes, en Luxor, se
encontrarán con una tumba en la que también se han mejorado «pasarelas,
plataforma de observación, rotulación, iluminación» y se ha instalado «un sistema de ventilación y filtración para mitigar la
humedad, el dióxido de carbono y el polvo», detalló el GCI.
Cuando se
llega al Valle de los Reyes se compra una entrada general, pero el acceso a las
tumbas de Tutankamón y Nefertari, la
esposa de Ramsés II, requiere entradas especiales de mayor coste.
En esta necrópolis se han descubierto más de 60 tumbas, pero los grupos de
turistas siempre visitan las mismas y esto ha perjudicado su estado de
conservación. Las autoridades egipcias se encuentran presas del dilema que representa la necesidad de contentar a
los visitantes y hacer caja o conservar de la mejor forma
posible su patrimonio. Un equilibrio nada sencillo.
Atractivo mundial
Los expertos
han trabajado en una tumba que no ha cerrado sus puertas porque es uno de los
mayores atractivos turísticos de un país que desde la revolución de 2011 ha
visto como se ha hundido el número de visitantes. Desde que fuera descubierta
por Howard Carter en 1922, la leyenda
de Tutankamón ha ido creciendo «hasta convertirse en un icono de la egiptología
comparable a las Pirámides», apunta Rosa Pujol, presidenta de
la Asociación Española de Egiptología (AEDE).
A lo largo
de 3.000 años de historia el conocido como faraón-niño, murió a los 19 años
tras reinar solo 9, «despertó el interés de muchos de los que luego habrían de
dedicar sus vidas al estudio científico de esta milenaria cultura. Su tumba nos
aportó datos de valor incalculable,
fue el descubrimiento del siglo», asegura Pujol.
La
sepultura guardaba en cuatro pequeñas cámaras 5.000 objetos preciosos que ahora
se pueden ver en el Museo Egipcio de El Cairo, el más conocido de todos su
máscara funeraria dorada, que representa el rostro idealizado de este faraón de
la dinastía XVIII. «El turista entra
en la tumba por su espíritu y leyenda, pero donde
auténticamente se ven los tesoros es en El Cairo», apunta la presidenta de la
AEDE, que apunta a la tumba de Nefertari como «la auténtica Capilla Sixtina del
valle de los Reyes». Esta tumba también fue restaurada por el GCI y su visita
está limitada a grupos reducidos y a un
tiempo no superior a diez minutos.
Al valor
cultural hay que añadir la «maldición» que rodea a Tutankamón desde la muerte de Lord Carnavon, el
mecenas de Carter que falleció cinco meses después del descubrimiento de la
tumba. Las autoridades egipcias confían en la leyenda de su joven faraón, parte
de cuyo tesoro viaja por los mejores museos del mundo a cambio de importantes
sumas de dinero, para resucitar un sector que en sus mejores años representaba más del 10% del PIB y empleaba a un 13% de su mano
de obra. Tras recuperarse parcialmente después de la revolución
que derrocó a Hosni Mubarak en 2011, la irrupción de DAESH en el Sinaí y los
ataques de 2015 en junio en Giza y Luxor, las dos ciudades más visitadas
gracias a las Pirámides y al templo de
Karnak y el Valle de los Reyes, terminaron por ahuyentar a los
visitantes.
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