Fuente: www.abc.es / madrid
Una nueva investigación arroja sorprendente luz acerca de la misteriosa muerte del faraón, al tiempo que apunta a que su momia sufrió una combustión espontánea.
El doctor Chris Naunton, director de la Sociedad de
Exploración de Egipto, acaba de dar a conocer los resultados de su última
investigación sobre la muerte de Tutankhamon y las
principales conclusiones resultan sorprendentes.
En primer lugar, que el faraón habría muerto en un
accidente «de tráfico» y en segundo, que su cuerpo sufrió una combustión
espontánea después de ser embalsamado.
Con respecto al fin del misterio que rodea el
fallecimiento, Naunton ha trabajado con el Cranfield Forensic Institute,
especializados en accidentes tráfico y que recrean por ordenador simulaciones
de accidentes entre carros. Realizaron una «autopsia virtual» y hallaron que
lesiones en un lado de su cuerpo se correspondían con uno de estos accidentes.
En concreto, con que un carro atropellara al faraón
mientras estaba de rodillas, rompiéndole las costillas y la pelvis, y
aplastando su corazón. De este modo, la investigación también arroja luz a otro
de los misterios de la momia, el de por qué era la única de un faraón que no
conservaba el corazón.
Combustión espontánea
Con respecto al enigma de la momia quemada, Naunton
apunta a que la pista fundamental se encontraba en un trozo de carne del faraón
descubierto entre los huesos de la oficina de Robert Connolly, antropólogo de
la Universidad de Liverpool, miembro del equipo que radiografió los restos de
Tutankamón en 1968.
Connolly trabajó con la arqueóloga forense Matthew
Ponting, se utilizó un microscopio electrónico de barrido, que determinó que la
carne había sido quemada. Esta investigación ha realizado una serie de análisis
químicos posteriores, que confirmaon que el cuerpo de Tutankamón se incendió
mientras estaban sellando el ataúd.
Al parecer, los aceites de embalsamamiento
combinados con el oxígeno y el lino causó una reacción química que «cocinó» el
cuerpo del rey a temperaturas de más de 200 grados centígrados. Los hallazgos
de que la «carbonización y la posibilidad de que una momificación fallida
llevaran el cuerpo a una combustión espontánea poco después del entierro fue
totalmente inesperado, algo así como una revelación», ha afirmado Naunton,
cuyos trabajos ven la luz en un documental que se presentará la próxima semana
en la cadena británica Channel 4.
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